La vías atestadas son una grave problema urbano.
Las vías congestionadas representan una catástrofe en la salud ciudadana.
Las vías inundadas de desesperados conductores es un problema público.
Nada tiene que ver con la solución la calidad, cantidad, el tamaño de las calles, carreteras, ligas viales.
Probado está que mientras más anchos los conectores, más congestionamiento.
Tampoco, las sonadas jerarquizaciones viales.
Menos, la nitidez de las capas de rodadura de la calzada.
Es un problema de consumo.
Mientras más y mejor se encuentra una sociedad en lo que respecta a su nivel de vida, inevitablemente el flujo vehicular aumenta.
Todos quieren un vehículo con el cuál transitar. Unos por trabajo. Otros por moda. Muchos porque indica su estatus.
La forma actual de convivencia desatada hacia el consumo, impone nuevos derroteros para el planificador urbano.
El ego del sencillo ciudadano a pie, le impulsa constantemente a tener un carro propio.
La educación académica no basta, cuando la moral doblega.
Conciencia es necesaria. Conciencia dirigida.
Nuevo empleo, nuevo vehículo.
Nuevo vehículo, menos movilidad.
Menos movilidad, ciudad invivible.
Los gobiernos locales se afanan en ensanchamientos en mejoras, pero el caos se impone de todas maneras.
Los ciudadanos llegan a estados neuróticos por tales impedimentos en el flujo de sus vidas.
Ya no es un problema urbano, es un problema de sanidad.
Una correcta administración pública ha de tener en consideración la idea que contra el ego no se puede.
No se puede.
Una reforma urbana no impedirá que el salario modificado y en aumento le impidan al vecino comprar un vehículo y unirse a los atestados.
Una reforma urbana no impedirá que los créditos bancarios para autos nuevo desaparezca.
La administración municipal debe comprender que las personas deben enfrentarse a sus propios errores.
Dotar de vías es necesario, conveniente, beneficioso.
Pero, estar a la par de las necesidades frustrantes de todo el mundo es inoperable.
No se puede andar ensanchando vías, creando súper avenidas, para que todos los "flamantes conductores" den rienda suelta a sus ambiciones.
Eso es ser deshonesto.
Mejor es pensar como planificador en el transporte colectivo, en las vías para ciclistas, en las vías peatonales.
Mejor es pensar como planificador en dotar de servicios públicos eficientes, rápidos, limpios, sistemáticos.
Y...
¿El señor que va en el coche particular y se encuentra en vía congestionada...?
Bueno...que aprenda que la paciencia debe estar incluida en la licencia de manejo.
Interesante entonces sería educar a la colectividad en tal virtud.
Interesante entonces sería hacerle comprender al ciudadano que auto propio implica también congestión y demora.
Interesante entonces sería crear campañas pro defensa del ciclista, del caminante, del transporte público.
Atentamente
Erick Bojorque
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