martes, 21 de febrero de 2017

HACIA LA RETICENCIA EN ARQUITECTURA

MORFOLOGÍA PARA LA ARQUITECTURA ENERGÉTICA CONSCIENTE




El segundo principio hermético sobre la correspondencia indica con entera claridad la característica esencial de la manifestación natural en todos sus planos de ser tal y cuál lo es aquel visible a nuestros ojos en el mundo físico cuando establece <> (Trimegistro. Pág. ) indicando de esta manera que lo que se aprecia con los sentidos físicos es un reflejo exacto de lo que es la naturaleza en su totalidad. Un acto tan sencillo como observar indicaría por tal principio que existiría una realidad que también observa y se refleja. La presencia de piernas nos indica por ejemplo la posibilidad de un camino tanto físico como uno emocional, mental, volitivo, anhelante y realizador. Si para trasladarnos a un punto físico necesitamos de nuestros miembros inferiores y de un sendero, para lograr un estilo necesitamos de un gramado y de un aquello a dónde llegar por correspondencia. La historia de la arquitectura y de los distintos campos del conocimiento como se los conoce en la actualidad están llenos de tal necesidad de traslado y de un objetivo anhelante que varía según la postura del investigador que en un caso ha versado en la ruptura de paradigmas y desplazamientos como bien lo indica Peter Eisenman al decir:

<<Toda la arquitectura que conocemos a la largo de historia ha sido un discurso crítico. La arquitectura requiere el desplazamiento de las convenciones, por lo tanto es crítica. La historia de cualquier disciplina es sobre el desplazamiento de convenciones>> (Eisenman. Pág. 1)

Podemos observar como las palabras usan a Eisenman para definir su necesidad de versarse sobre lo conocido al decir para enarbolar una postura crítica sobre ello al determinar personalmente que y que esta postura es tal que es necesaria para y necesitada de acciones que permitan como si de una camisa de fuerza se tratara para delatar aquello mismo y poder moverse a manera de semper sobre los hechos habituales o capacitándose a sí mismo para establecer un anacronismo. Resulta cierto tal postura que lo llevó a estudios sobre las plantas arquitectónicas de edificaciones renacentistas para conocer la secuencia de usos de volúmenes, planos y líneas en su estética para luego con postura crítica desplazar estos elementos geométricos con el semper de la sobreposición  y hacer un nuevo estilo racional de diseño que ha influido directamente en el mundo del diseño arquitectónico que trabaja especialmente en la morfología de los hechos edilicios restando importancia a los demás aconteceres del ánima de una edificación. Un ejemplo maravilloso de su acción de conocer-desplazar-sobreponer es la de 1969 en Lakeville, Connecticut.








Para Eisenman existe una necesidad personal acuciante como lo es habitual en los arquitectos procedentes del período moderno de la arquitectura de sostener sus propuestas dentro de algún tipo de racionalidad que encuadre sus desplazamientos hacia un canon clásico. Parten entonces de una convención, de un dogma para luego convertirlo nuevamente en una convención. Es la trampa de la racionalidad.

Otra postura de investigación de lo estético es aquella que Adolf Loos delata en sus relatos de la vivencia artística en Viena a inicios del siglo XX en circunstancias que toda Europa buscaba una identidad definida para cada nación cuya materialidad se encontraba enfrentada a la vulgarización que la industrialización causaba al provocar la pérdida de los valores artísticos como de manera similar en nuestra época ha causado la globalización. Dice entonces:

<<De nuevo, alguien que no trabaja con los usuales lugares comunes  arquitectónicos  sino que busca  --y consigue--, con la ayuda de los materiales, efectos nuevos, insospechados>> (Loos. Pág. 42)

Para Loos no es de extrañar que se logren novedades pues es algo natural lograrlo cuando no se siguen los de composición estéticos. Para él es imprescindible el trabajo que busca, la postura de investigación de asomo cuya ventana son los materiales, que inevitablemente llevan a un final feliz. Su discurso entonces nace de aquella eterna búsqueda de lo propio identitario que da rienda suelta al material como elemento de pertinencia. Claro para las luces contemporáneas todo era parte de un gran debate mundial sobre la industria vs la artesanía pero importante es observar que la estética en su esencia es el identitario que todos quieren establecer. La trampa de tal discurso es querer algo para sí aunque Loos se divierte en el logro, en lo insospechado. Aquí lo que existe es una acción sin imitar.

Como podemos observar la investigación estética es el claro resultado de la postura del investigador, quién influenciado por los modos de manifestación de su existencia, hace avances por sobre lo existente sin hacer una imitación, avances que tienen que ver con su capacidad de desprendimiento de las convenciones, delatándolas como en el caso de Eisenman para soportarlas con nuevos alcances y logrando de a poco efectos insospechados como lo indica Loos. Aún así nos queda en el tapete del enjuiciamiento el camino que occidente ha dado a esta investigación que siempre tiende a sostener la individualidad personal o nacional dejando de lado la importancia de aportar en el ser humano eso que es dable llamar consciencia y que ciertas obras maestras permiten despertar en el observador.

<<Nunca en la ya larga historia cultura de Occidente se había escrito tanto sobre arte como en nuestros días, ni existieron jamás tal cantidad de artistas; paradójicamente nunca el entorno físico diseñado por el hombre había sido tan antiestético. El arte occidental, como otros aspectos de nuestra cultura, ha caído en el mecanismo del sistema económico materialista, donde la eficacia y el funcionamiento prevalecen sobre la belleza y la calidad. El arte de hoy, controlado por el incentivo del beneficio, no puede desempeñar la función social que siempre ha tenido: hacer consciente el subconsciente, abrir las puertas de la percepción y dar forma expresiva a los grandes temas que preocupan a la sociedad en cada generación>> (Racionero. Pág. 3)

Racionero expresa maravillosamente tal dejo que el modo de investigación occidental tiene, ese sesgo mecánico del arte y de la arquitectura que fue labrado en la primera mitad del siglo XX y que fue puesto en burla en la segunda; un sesgo que ha llevado a la estética al borde existente entre la verdad y lo falso. Lo bello no interesa en el sentido moral de la acepción sino aquella connotación que hace que lo que existe tanto en el arte como en la arquitectura sea a todas luces bastante cercano al error y a la falsedad y no a la verdad o a aquello que hace del ser humano un ser consciente un ente energético capaz de materializar sin imitar. Aquellas posturas negativistas que Adorno nos muestra del arte y por extensión de la filosofía y que convierte a los artistas en exaltadores de las rupturas, lo emergente, lo no convencional con el único fin de hacerlo, han convertido a la estética en un ente con síntomas de enfermedad más que de sanidad. Veamos el caso de las ciudades contemporáneas cuya estética producto de las alegorías anacrónicas de arquitectos y urbanistas posmodernistas de la segunda mitad del siglo anterior han causado una destrucción de la verdad al imitar la estética histórica a discreción como el caso de la comunidad Seaside en Florida en Estados Unidos que someten a los usuarios convencidos de vivir en un paraíso a una vida entre murallas medievales de condominios privados con guardias de seguridad y grandes cerramientos que los vuelven esclavos de un sistema cuyo esquema se replica en las ciudades funcionalistas cuyas calles y avenidas no hacen sino encarcelar la actividad social y destruir la comunidad humana que deja de serlo para convertirse en una sociedad de producción. La estética no reclama un camino, una búsqueda, es el ser humano que quiere la verdad en los actos estéticos, no simples réplicas que pueden o no evidenciar algo racionalmente. Podemos mirar algo a este respecto con el trabajo del arquitecto Rem Koolhaas en la Biblioteca Central de Seattle proyectada en 2004 y cuya espectacular metodología de diseño racional funcional sometió a la morfología del edificio a algo irracional, una contradicción predilecta por el arquitecto Koolhaas que nos habla de una exaltación del pensamiento moderno racional y a la vez una destrucción del mismo con su materialidad. La estética llevada al campo de lo moral de ser o no ser bello. La estética reclama un posicionamiento distinto.

Seaside

Biblioteca Central de Seattle.


Atentamente


Erick Bojorque Pazmiño
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