miércoles, 7 de diciembre de 2016

ARQUITECTURA ENERGÉTICA CONSCIENTE

PRINCIPIOS





La consciencia es un estado anímico que permite acceder a la comprensión y al entendimiento de los procesos naturales manifestados con la claridad de lo obvio mediante el desarrollo constante de la lúcida existencia en el presente, en el instante, en el momento. La temporalidad de lo que fue y lo que será están cegados de inconsciencia ya que no se vive en un instante definido sino en la fantasía de la proyección mental. En la espacialidad del “aquí y ahora” por el contrario se encuentra la no identificación en los procesos y funcionalismos anímicos sino la certera atención en lo manifestado, sin perderse por ello en la hechos y su ciencia, que como dice Platón “no alcanza, sino para muy poco”. La espacialidad por tanto es la punta del ovillo que enlaza la realidad de lo físico con la verdad, con lo verdadero que es invisible en la materialidad de los actos pero subyacente en su esencia. Una edificación es la materialidad que contiene en sí una verdad que se nos muestra ante los sentidos físicos y que espera ser descubierta para beneficio de quienes la habitan.

La ARQUITECTURA ENERGÉTICA CONSCIENTE (AEC) entiende que una edificación no es solamente la unión con argamasa de materiales aleatorios según una economía dada, sino que es justamente la manifestación fáctica de fuerzas que traen consigo la esencia de la verdad de la que se partió para llegar a mostrarse físicamente. No podemos negar que primeramente una edificación estuvo en la mente de los propietarios y luego en la de su compositor quién la obligó a descender a través de sensaciones hápticas por medio de la geometría y hasta la consecución de piedra sobre piedra para ser lo que es. Una edificación aunque monumental y sólida, no es más ni menos que una idea que llegó desde la dimensión mental de quién la miró primeramente y que aún así no podríamos decir con certeza que fue el compositor quién la creó y que mejor simplemente la tomó de algo que ya estaba ahí en el mundo mental con la misma materialidad en ese estado que las personas, los animales, los vegetales y por tanto con sus mismas condiciones anímicas. Resulta esto tremendamente revelador y revolucionario pues, sería equitativo decir que tanto un ser humano como un edificio tienen las mismas características internas y por tanto en esencia, materiales. Claro que una es la inteligencia humana y otra la vegetal, por ejemplo, en eso no hay duda, pero existe en ambos inteligencia. Pensemos en que a la humanidad le ha tomado miles de años el comprender que un toro no ha de ser sometido a agresiones fuera de lo cabal ya que tienen “alma” como hasta hace poco lo reconociera la Santa Iglesia Católica. La consciencia humana ganó un pequeño pero gran peldaño al considerar así la situación de estos animales y por extensión de todos su pares. Debemos entender por deducción que será también el día en que las edificaciones tengan el mismo trato y dejen de ser también agredidas, mancilladas, ultrajadas y tengan el trato equitativo que la naturaleza se merece y que ahora tiene por ejemplo en nuestro país, ya de manera constitucional. Vean ustedes que esto que decimos no es algo aislado, ya que para que las edificaciones dejen de ser agredidas, se las tiene que inventariar como bienes patrimoniales. Esto es algo útil, pero similar a la segregación racial que existe entre los seres humanos. Grandes y hermosos edificios son corrompidos por la economía que los reemplaza y pequeños inmuebles son saqueados por la avaricia humana con normas urbanas que permiten la densidad poblacional exagerada y destructiva que satura y envilece. La AEC quiere que las edificaciones tengan el carácter que se merecen como seres energéticos que son al igual que el ser humano. Retomando diremos que aunque la materialidad de una edificación llegó de lo mental, más internamente surgió de un querer y éste último de un anhelo brotado de una vocación, que es, según la AEC la fundamental fuerza que impulsa todo deseo que se materializa físicamente. Cuando la vocación se manifiesta lo hace con la fuerza de un ciclón transformador. Existe vocación cuando el servicio desinteresado se muestra en el ente vocacional. La vocación cambia radicalmente a las personas o a las edificaciones sin hacer que ellas abandonen su estatus, sino que como un gran compositor obra dándole la tonalidad vocacional a lo que inicialmente hace. Una persona que trabaja educando al descubrir su vocación artística, no es que deja de educar, sino que induce a su enseñanza por el medio artístico, por ejemplo. Así mismo un edificio con vocación para la abundancia sometido como cárcel, verá al ser enfilado hacia su vocación como en su interior florece por inducción la generosidad y la tolerancia dando como resultado la compasión entre los reclusos. La vocación depende de la orientación del nacimiento tanto en los seres humanos como en las edificaciones.

La ARQUITECTURA ENERGÉTICA CONSCIENTE tiene tres principios fundamentales, a saber:

1.     Toda edificación es un ser energético vivo.
2.     La ciudad es la extensión del edificio.
3.     Toda edificación puede enfermar y ser sanada.

TODA EDIFICACIÓN ES UN SER ENERGÉTICO VIVO.
Los hechos hablan más que las palabras y es evidente la destrucción que inexplicable se presenta en ciertas edificaciones contrastada con la armonía y fulgor que otras manifiestan y que en nada tienen que ver con los principios vitruvianos de firmeza, belleza y utilidad y más en lo moderno como tecnología, forma y función. Hermosos edificios son abandonados y agredidos, mientras que propuestas que no saltan de lo mediano son habitadas con alegría y cordialidad. En el medioevo, los sanadores alquimistas buscaban con denuedo aquellos lugares para las edificaciones de curación, pues sabían que un emplazamiento adecuado redundaría en beneficios para la convalecencia de los enfermos. La capital de Estados Unidos, Washington fue edificada justamente en un sitio determinado por cartógrafos masones que buscaron largo tiempo el lugar idóneo para levantar la emblemática ciudad del país que conocemos actualmente. La evidencia de actos que ennoblecen la existencia de fuentes de vida internas en el planeta y en sus transductores los seres vivos entre los que se encuentran los edificios tiene marcada connotación en la historia occidental pero también en la arcadia de culturas ancestrales de la humanidad. Cómo entonces uno explicaría la solvencia y acentuada existencia por sobre los siglos de las pirámides, mayas, egipcias, aztecas, sin entender que no solamente fueron ubicadas en sitios estratégicos planetarios, sino que aquella monumental materialidad, tenía en sí los componentes necesarios para tomar dichas energías provenientes de la Tierra y mantenerse, caso contrario y de no ser así, al energizar un cadáver, como ejemplo, por más que lo hiciéramos con todo el poder otorgado a un hierofante, éste no se levantaría, ni perduraría en los días, menos en los siglos. Si el mundo, la orografía cambia constantemente, dichas edificaciones se mantuvieron como el que salva su vida, amoldándose y obrando con inteligencia. Las edificaciones vivas en su materialidad interna energética son compañeros de vida de la humanidad y a ella transmiten su acervo de sanidad o enfermedad.

LA CIUDAD ES LA EXTENSIÓN DEL EDIFICIO
Así como una persona tiene en sí la capacidad de cambiar su mundo y el mundo que le rodea, de forma moral en bien o en mal y de modo trascendente en beneficio y daño, una edificación también lo puede hacer. Basta para alegorizar tal afirmación, ver con ojos conscientes la revolucionaria influencia que tuvo el “Museo Guggenheim Bilbao” en la ciudad de la que parte el nombre del edificio y en general en todo el país español. No solamente esta edificación literalmente hizo que la otrora ciudad portuaria se levantara para tomar un puesto en el mundo del arte y del turismo, sino que esta acción permitió que otras ciudades también lo hicieran así. De igual manera podemos nombrar a Medellín en el país colombiano como ejemplo de tal beneficio en el colectivo por parte del edificio “Parque Biblioteca España” que ubicado en el medio de sectores deprimidos de la ciudad, generó tal impulso en la comunidad que el anhelo de los habitantes trascendió para mejora y beneficio local. Un edificio tiene en sí la capacidad de cambiar una ciudad entera. Muy al contrario las propuestas que apuntan a intervenir en primer lugar las ciudades para hacer que los barrios y la gente cambien, mediante vías, normas, leyes, han demostrado ser ineficientes y hasta grotescas como bien lo podemos apreciar a diario en las intervenciones de policías metropolitanos tanto en Guayaquil como en Quito y que no hacen sino corroborar el hecho de que una ciudad no es un ente únicamente espacial, sino un ser vivo que debe ser atendido de otra manera con consciencia. Para ayudarnos a comprender este hecho, que no tiene que ver solamente con la acción de guardias, debemos remitirnos a los planes de renovación de París durante el gobierno de Napoleón III con el arquitecto Haussmann en los1800, quién generó en la ciudad los novedosos y hasta llamativos trazados en diagonal de vías que fueron concebidos para facilitar los accesos de uniformados hacia sectores de alto riesgo, en ese entonces, de rebeldía social. Aquí podemos ver la norma influyendo en la ciudad para someterla y llegar a este estado panóptico del cuál somos parte aunque sin que lo veamos. No hubo sanidad, hubo miedo y violencia. La gente que vive en las ciudades es influenciada por ella pero no cambia por esa influencia, sino se somete. Ya suenan voces que se levantan en contra de esta visión unilateral material que encasilla a las personas en ciudades funcionales y nada comunales. El caso de Siria es una de ellas. Ahí, hermanos se enfrentan contra hermanos en ciudades concebidas para la producción y la ganancia, y en la que los habitantes dejaron de interesarse por sus vecinos al estar encerrados en pseudo hogares, en edificios que nada tienen que ver con su condición generadora de beneficio sino que hacen gravitar en su energía a los usuarios dentro del egoísmo y el recogimiento individualista; lo que hizo que ahora personas se disparasen entre sí, pues ya nada les unía. Razones políticas habrán muchas para tal caso, pero la esencia de todo ello se traduce en el modo de vida de los ciudadanos sirios que se vieron afectados por edificaciones enfermas y destructivas concebidas desde la óptica de la ganancia, el mercado, la producción. Una edificación es más que un elemento de suma y resta de capitales y las personas no pueden quedar al cobijo de tales supuestos. Una edificación sana permitirá que toda una comunidad sane y que las ciudades sanen también.

TODA EDIFICACIÓN PUEDE ENFERMAR Y SER SANADA

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Los pares opuestos son la esencia de la manifestación cósmica. Se está seco o mojado; existe el día y la noche; la luz se enfrenta a la sombra; lo alto y lo bajo; la riqueza y la pobreza. Esta dualidad nos permite decir que también existe enfermedad y salud. Uno puede estar sano, pues no está enfermo y viceversa. No existe un punto medio, sino la dualidad. En la dualidad está la comprensión de la manifestación física. Estar lejos o cerca es espacialidad. Estar ayer u hoy es tiempo. Lo dual, lo binario es la base de la reflexión consciente. En una edificación, como ente energético, se puede manifestar así mismo la salud o la enfermedad. Salud cuando en él existe conservación, buen trato, limpieza, duración, economía y abundancia, apertura y armonía. Enfermedad cuando se manifiestan en él, plagas, malos olores, manchas, destrucción, roturas, pobreza, miedo, violencia y encierro. Ahora como los seres humanos somos aquella herramienta del que se valen las edificaciones para materializarse y los seres humanos como lo establece Samael Aun Weor tenemos un 97% de inconsciencia por nuestra condición egoica, inevitablemente las edificaciones que nacen de nuestro arbitrio, tendrán una marcada tendencia a estar enfermas por lo que las ciudades también lo estarán. Interesante relación biunívoca que nos une con los elementos edificados y para nuestro beneficio o daño y perjuicio. Lo hemos establecido ya en los principios anteriores.


Atentamente
BOJORQUE-CONSTRUCCIONES

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