La consciencia pública avanza hacia un
despertar en todos los ámbitos humanos.
Uno de ellos es la comprensión de que no
solamente el ser humano es un organismo vivo sino que el planeta y cada unos de
sus componentes también lo es. Una idea que ahora es casi imposible de
desestimar hasta hace no mucho era confusa y enteramente inconsciente, lo que determinó
la peligrosa contaminación global y la extinción de especies animales en todo
el planeta. Nuevamente ideas que parecen
abstractas y poco asimilables enfrentan al ser humano a una realidad que muy
pronto también será parte de la cultura y la inteligencia del conglomerado.
Esta idea es, y que la hemos planteado como la ARQUITECTURA ENERGETICA
CONSCIENTE, aquella que nos indica mediante tres principios que en primer lugar
las edificaciones no son solamente elementos físicos materiales sino que poseen
desde su concepción de diseño, vida energética la cuál se manifiesta en su aura
interna y en vórtices de energía como son los chakras. Los edificios están vivos y responden a
estímulos energéticos que les permite desarrollarse, mantenerse o destruirse y
dañarse. En segundo lugar que las ciudades son la extensión de los edificios
que la conforman. La suma de edificios sanos y armoniosos determinará ciudades
de igual condición y de la misma manera edificios enfermos, destructivos,
manifestarán barrios, ciudadelas, ciudades, metrópolis, enfermas y dañinas. La
idea de que actuando a nivel de la ciudad se construirá un mejor vivir deberá
ser abandonada pues durante décadas no ha logrado sino esfuerzos inútiles, ya que
el manejo de los edificios y su calidad energética es la que ha dado la pauta para
una mejor ciudad, como es el claro caso del museo Guggenheim de Bilbao. Un
tercer principio indica que las edificaciones, las plazas, las esquinas, las
calles y todo elemento edificado vivo energéticamente hablando, por su misma
condición de manifestar vida puede enfermar y puede ser sanado. Enferma cuando,
en unos casos, está expuesto a las corrientes energéticas del planeta que son
dañinas como aquellas provenientes del sudeste de carácter destructivo, manifestándose
ello en mayores gastos de mantenimiento y en la constante enfermedad física,
emocional, mental de los usuarios. Luego de que un sanador arquitecto experto
determina la causa de la enfermedad puede sanar el edificio como se sana a un
ser humano, manejando sus vórtices y chakras y previniendo mediante acciones
protocolarias la acción de fuerzas dañinas.
La cultura arquitectónica estuvo durante
mucho tiempo transitando de manera aislada entre la ciencia, el arte, la
filosofía y la mística. Ha llegado el momento de unificar principios y que la
arquitectura sea la suma de todos los pilares del conocimiento antes descritos
para que seamos al unísono elementos de sanidad en el planeta entero.
Atentamente
Erick Bojorque Pazmiño
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